Una marabunta de programadores, en la que destaca el trabajo de cientos de
amateurs, da origen al
sistema operativo más puntero y estable. Una web que congrega a fotógrafos amateurs compite ventajosamente con los profesionales del ramo, a los que arrebata numerosos trabajos rompiendo el mercado con precios radicalmente inferiores, que sólo puede permitirse alguien que únicamente trabaja llevado por su afición. Millones de
‘bloggers’ escriben artículos en ocasiones más profundos e informados que la propia prensa y, además, completamente gratis. Investigadores aficionados rivalizan con los avanzados equipos de los laboratorios a la hora de resolver problemas y desafíos de investigación.
Los aficionados: La palabra
‘aficionado’. Según la
RAE, en su segunda acepción, es alguien que “cultiva o practica, sin ser profesional, un arte, oficio, ciencia, deporte, etc.”. Además, añade que “A veces se usa despectivamente”: “Si quieres un resultado óptimo contrata a un profesional”, “Si no quiere problemas evite los aficionados”. Pero además del carácter ‘no profesional’, hay otro atributo destacable: dichas personas hacen algo porque aman esa actividad. De un tiempo a esta parte, la connotación positiva empieza a imponerse. En un número progresivamente más elevado de sectores de actividad, comienzan a aparecer trabajos de aficionados perfectamente capaces de competir en calidad y resultados.
Algunas empresas, al presenciar el fenómeno, deciden tomar partido e intentar utilizarlo en su beneficio, incluso participar en su creación. Este fenómeno empresarial no es nuevo, en múltiples ocasiones han existido expertos especializados en reconocer el talento,
‘cazatalentos’ o
'headhunters'. Sin embrago, éstos, no eran capaces de identificar más allá de un escaso porcentaje. De alguna manera, el sueño dorado de todo amateur debía ser forzosamente el de
llegar a la profesionalidad. Así ha sido siempre. En la actualidad, sin embargo, se conoce como
‘freelancers’ a trabajadores autónomos, que se consideran sus propios jefes, y que dependen de empresas para obtener trabajos, pero no forman parte de la plantilla de éstas. Y ahora, aún más allá, el aficionado reivindica su lugar.
Multitud trabajadora: El término
‘crowdsourcing’ fue acuñado por
‘Jeff Howe’ en un
artículo de ‘Wired’ de Junio del 2006, haciendo referencia al
‘outsourcing’ o
‘externalización’ (subcontratación) de tareas en las empresas como un método de trabajo “típico del 2003”.
Las razones para el auge del
‘crowdsourcing’ hay que buscarlas en atributos tradicionales de la tecnología: por un lado, la aplicación de la
ley de Moore nos trae cada día dispositivos más potentes, pequeños, fáciles de usar y a precios cada vez más moderados. De la noche a la mañana el aficionado ha visto a su disposición herramientas a un coste razonable capaces de rivalizar en prestaciones con las que utilizan los profesionales. Los ordenadores de los
'geek' o aficionados a la tecnología suelen ya superar a cualquier equipo dispuesto en un lugar habitual de trabajo; por otro, la reducción progresiva de la fricción en la comunicación hace que, más que nunca, sea posible acercarse a ese ejército de aficionados antes completamente ilocalizables. Lo que antes era un terreno reservado a los cazatalentos, hoy está al alcance de cualquier empresa. Según
‘Howe’ las reglas básica para entender el
‘crowdsourcing’ son cinco, y corresponde a las empresas ser capaz de aplicarlas para sacar partido a este fenómeno.